No hay ni rima, ni métrica, pero el siguiente relato es el más bello poema de amor que he vivido.
Ayer fui a la Sierra de Querétaro, llevé a mis hijos menores a visitar la zona Arqueológica “Las Ranas”, que se encuentra en San Joaquín. Llegamos después de varias horas de camino ya que paramos aquí y allá disfrutando del lugar.
Al llegar a nuestro destino Anita estaba cansada, acalorada, y con una ampolla en uno de sus pies, aún así se animo a recorrer el sitio; en un lugar del recorrido, el cansancio dio paso al mal humor y respondió a un adulto de forma inconveniente, lo que le valió una reprimenda.
Como buena chiquilla de 5 años, amenazó con quedarse a vivir en aquél sitio, a morir de hambre, frío y sueño. Como no suelo dejarme llevar por sus chantajes, le dije: “si es tu decisión vivir aquí, puedes hacerlo, lo voy a respetar, pero de ninguna manera puedes continuar con el paseo si no te disculpas por la mala manera en que respondiste”.
Gruesas gotas de lagrimas, (y a esas alturas del paseo), de lodo también, corrieron por sus mejillas, pero su orgullo era más grande y no atinaba a ofrecer una disculpa. Seguí caminando cierta yo en que la niña seguiría mis pasos y terminaría por disculparse.
Mi hijo, de 15 años, lejos de ser el adolecente típico, que no se preocupa por nada y que no le importa mucho si los niños lloran o no, es muy amoroso y volvió sobre sus pasos a platicar con su hermana, desde lejos los observé, no sé que hablaron, pero sus manos y sus gestos decían AMOR.
Minutos después caminaban tomados de la mano, y así, asida fuertemente de la mano de su hermano mayor, la pequeña tuvo el valor de ofrecer una disculpa.
Después de descansar, de risas, y pláticas, a mi hijo mayor se le ocurrió la idea de “representar” un poco del mismo berrinche de su hermanita, para que ella pudiera ver lo ocurrido, desde otra perspectiva. Así que puso manos a la obra y se sentó amenazando, al igual que su hermana con quedarse a vivir allí, a morir de hambre y frío; entonces mi hija hizo lo mismo que su hermano momentos antes: lo abrazo y lo acarició diciéndole, “hermano, si tú te quedas a vivir aquí, yo voy a estar muy sola y te extrañare mucho, se es difícil aceptar cuando nos portamos mal y que da trabajo pedir disculpas, pero si te mueres yo también me voy a morir.
Yo seguí con la puesta en escena y dije “Anita, si tu hermano se quiere quedar aquí, déjalo, el tiene que aprender a disculparse, y a no hacer berrinche”.
Ella respondió: “No mamá, mi hermano me salvó la vida, y si él no se va, prefiero quedarme a morirme con él que a irme sola a vivir sin él.”
Ella solo una niña
Pero sus manos se entrelazan en sinceras caricias.
Juegan en mundos mágicos
Y construyen paraísos.
Él le da la protección que ella necesita.
Ella hace rabietas llamando su atención.
Para él no existen fiestas ni mujeres bonitas
Todo su tiempo libre se lo da a su hermanita.
Ella anhela la tarde esperando a su hermano
Ansiosa de contarle a todo lo que ha jugado.
Son dos tiernos hermanos
Construyendo otros mundos,
Aprendiendo uno de otro como a ser cada día mejor
Ese amor tan grande, tan sincero, e infinito
Tan incondicional como antes no vi yo.
Ese amor entre hermanos que se apoyan y juegan
Que se ayuda uno a otro a hacer sus tareas,
Ese amor de hermanos, tan sincero tan limpio,
Tan dispuesto a dar todo sin pedir nada a cambio.
Ese amor de hermanos me conmueve y me abruma
Y me llena por dentro de infinita dulzura
De ese amor de madre orgullosa y oronda
Sabiendo que un día podre descansar muy tranquila
Pues mis hijos queridos, nunca ya estarán solos
Se tienen uno a otro para la eternidad.
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